Nacida en Santa Magdalena de Pulpis (Castellón), el 16 de febrero de 1996. Pegue destaca por su polivalencia dentro de la pista, es diestra y asegura que “me gusta tanto atacar como defender. Diría que a partes iguales, y es que la satisfacción de marcar un gol me la da también el poder evitarlo, por lo que me adaptaré a las necesidades del equipo en cada momento. En ese aspecto soy un poco universal, y en función de las circunstancias puedo ser también más atacante que defensiva, generalmente por el ala izquierda aunque sea diestra”.
Con 26 años, pese a su juventud, Pegue cuenta con un amplio historial deportivo, que incluyen experiencia en Primera división, así como en el fútbol sala italiano, donde jugó cuatro temporadas, y del que recuerda que “obviamente, al principio vas con un poco de miedo, de no saber una donde se ha metido. Mi primer año se puede decir que fue llegar y tocar la gloria con el Real Sandos/Salinis, ganando una copa y consiguiendo un ascenso. En estos cuatro años creo que la principal diferencia que pude detectar respecto al fútbol sala español, quizá no sea tanto a nivel deportivo, sino en el plano personal, ya que allí te puedes dedicar al 100% al deporte como profesional y, es que, para gente como nosotras, que lo llevamos dentro desde pequeñas y que nos apasiona dedicarnos a esto, poder vivir de esto es como un sueño. En cuanto a lo deportivo, el nivel en Italia es algo más bajo, también hay muchas jugadoras extranjeras, en definitiva, es una experiencia que yo recomendaría a todo el mundo”.
Tras haber jugado en clubes del nivel de Feme Castellón, Elche, Real Statte, Bisceglie, Virtus Ragusa o AD Sala 10, a Pegue se le presenta el reto de iniciar una nueva aventura en el Deportivo Córdoba, adonde llega reconociendo que “una de las cosas que me han empujado a venir a Córdoba es el hecho de que yo nunca he jugado en la parte sur de España, que es casi lo que me faltaba por probar, y en ese aspecto sí que me apetece la idea de bajar desde Zaragoza y ver cómo es allí el mundillo del fútbol sala. Y con todo eso, el Deportivo Córdoba es conocido en todo el país y cuando un club como éste te abre las puertas es muy difícil decirle que no, por lo que he decidido probar y trataré de aprovechar la oportunidad”.
En cuanto a los retos que se marca para este próximo curso ya en las filas deportivistas, la jugadora castellonense confía en que “lógicamente, a nivel colectivo todas esperamos cumplir los objetivos que marque el club y, si es posible, incluso mejorarlos; y a nivel individual mi reto es dar lo mejor de mí en el equipo, devolver la confianza que en mí han depositado y, por supuesto, que me respeten las lesiones, y con todo eso, tratar de mejorar”.