Rafael Campanero Guzmán (Almodóvar del Río, Córdoba, 28 de julio de 1926, Córdoba, 19 de junio de 2022), presidente de honor y artífice de tres importantes ascensos del Córdoba CF ha fallecido hoy en nuestra capital.
Todo el mundo del fútbol lamenta la pérdida de un hombre que ha dedicado gran parte de su vida al Córdoba CF ejerciendo de entrenador, responsable de la cantera, delegado, directivo y presidente. Sus inicios fueron duros, cuando venía de Almodóvar en bicicleta para ver al Club Deportivo Córdoba e incluso al San Álvaro. En el año 1954 nació el Córdoba CF con los derechos del San Álvaro. Formó parte de la directiva de Alfonso Cruz Conde, que presidió el Córdoba CF en una segunda etapa entre 1958 y 1960. Accedió a la presidencia relevando a Rafael Morón y se mantuvo entre 1969 y 1975. En su segunda etapa, tomó el relevo de José María Romeo Moya (1983-1986) y acudió por tercera vez a la llamada cordobesista en sustitución de Enrique Oraizaola Paz, por petición de José Romero, máximo accionista del club (2006-2009).
Rafael Campanero aceptó el traspaso de poderes de Rafael Morón el 13-12-69, debutando como presidente en el palco del viejo El Arcángel en un partido frente al Real Oviedo el 14-12-69. Cuando accedió a la presidencia (1969-1970) el equipo finalizó en la quinta plaza de clasificación y en la siguiente campaña 1970-1971 logró regresar a Primera División. En una entrevista que nos concedió a GolSur, declaró que a lo largo de su trayectoria en el Córdoba CF “hubo ciertos momentos de los que no quiero ni acordarme. Llegué a presentar mi dimisión tras el partido con el Valencia, llegaron a amenazarme a mí y a mi familia”. Pero el fútbol cordobés se echó literalmente a la calle y le hizo cambiar de opinión”.
Continuó en la presidencia y quiso mejorar la entidad en todos los sentidos. El Córdoba CF estaba saneado económicamente y ese verano se marchó a Argentina en busca de jugadores. Al llegar al país sudamericano pudo ver in situ los jugadores que fueron ofrecidos por representantes que no le gustó, pero no podía volver a Córdoba de vacío. Finalmente pudo hablar con Daniel Onega y Jorge Dominicci y los convenció para venir al Córdoba CF. Al final de esa temporada presentó su dimisión como presidente blanquiverde y como directivo de la Federación, al tener evidencias de las preferencias de la Federación por algunos equipos, al cometer algunas injusticias que perjudicaron al Córdoba CF.
Su segunda etapa como presidente (1983-1986) en la que tiene que asumir un descenso a Tercera División, con un club endeudado con una cantidad cercana a los 100 millones de pesetas (600.000 euros) y con el único reto de ascender o prácticamente la desaparición. La ignorancia es atrevida, pero Rafael Campanero no era ignorante, lo tuvo claro desde el principio, siempre supo a las puerta que tenía que llamar con el apoyo de la afición cordobesista. Se puso manos a la obra y reestructuró la plantilla recurriendo a jóvenes canteranos entre los que destacaban Perico Campos, López Colodrero, Valentín, Ricardo Pozo ‘Rícar’, Luna Eslava o Rafa Vinuesa. Junto a ellos, Campanero reclutó a dos jugadores cordobeses que llevaban algunas temporadas triunfando lejos de Córdoba, incluso en Primera División, como eran Mariano Mansilla y José Calzado ‘Pepín’. Para este nuevo proyecto el jugador vasco Iosu Ortuondo colgó las botas y pasó a ser jugador a entrenador del Córdoba CF. Fue una brillante temporada en la que tuvo que eliminar al Mestalla y al Valdepeñas en la fase de ascenso. Campanero había logrado el objetivo de salvar al club y a punto estuvo en la siguiente campaña de retornar a Segunda División A. Antes de finalizarla, teniendo el Córdoba CF la permanencia asegurada, el presidente cedió circunstancialmente el cargo a Alfonso Gómez y al término de la misma, Enrique Cárdenas, único candidato a la presidencia, fue proclamado presidente.
En 2006 José Romero volvió a llamar al veterano presidente y éste, como siempre, aceptó de nuevo el reto de enderezar el rumbo del club de su vida. Tras seis temporadas en Segunda División A, descendió de nuevo al pozo de Segunda B. La campaña siguiente, la 2007-2008, Escalante logró de nuevo el ascenso a Segunda A, con Rafael Campanero como presidente. Un ascenso que se confirmó en Huesca, al que derrotaron en la segunda eliminatoria del play-off, después de dejar en el camino al Pontevedra. Decía Campanero “yo he tenido la suerte o la desgracia de coger siempre el club en malas condiciones económicas y deportivas”. Tuvo que intervenir en ciertos momentos para ayudar a otros presidentes, como a Manolo Oviedo le gestionó 125 millones de pesetas (750.000 euros) entre Cajasur y Pepe Romero para que el club no desapareciese. Rafael Campanero fue el primer presidente nombrado en una Asamblea” y en su tercera etapa, en la que “incluso se me tildó de anciano”. Antonio Rodríguez Carretero, afirmó en cierto momento “aprendí mucho de él como persona y como dirigente. Acertó casi siempre en sus decisiones. Era un adelantado a su época. Reunía experiencia e inteligencia. Discutimos y nos enfrentamos algunas veces, pero guardo gratísimos recuerdos de esa etapa y, como no, del ascenso en El Alcoraz”.
Rafael Campanero se preocupaba de que el club tuviera buen nombre en toda España, que fuera serio, que cumpliera con sus obligaciones, que los jugadores cuando finalizaba su etapa aquí se marcharan contentos, que funcionase las cosas en el club lo mejor posible.
Una de sus últimas apariciones públicas fue en relación a la mala situación por la que estaba atravesando el Córdoba CF, después del paso de la propiedad de Carlos González y de Jesús León y antes de la aparición en escena del grupo Infinity, actual propietario del Córdoba CF, en las que dijo ““Ante la delicada situación que vive nuestro Córdoba CF, como presidente de honor del club quiero dejar patente mi gran preocupación por el presente y el futuro de nuestro equipo, que más allá del deporte es una seña de identidad para la ciudad. A la tristeza que provocó el descenso de categoría a Segunda B, de la que tanto esfuerzo costó salir en su momento, se han unido unos problemas económicos que mantienen en vilo a todo el cordobesismo y que, a mí, personalmente, me causan una enorme pena.
La situación no es nada fácil, pero es precisamente en estos momentos cuando es necesaria la unión de todos los que amamos a nuestro Córdoba CF, el equipo de nuestra ciudad y el que despierta una pasión que traspasa generaciones. Ha habido otros momentos en la historia de la entidad que han resultado extremadamente dolorosos. Y siempre, siempre, el Córdoba ha encontrado las fuerzas para seguir vivo y salir adelante. Nada ha podido con él. Su gran fuerza es la de todos los cordobesistas unidos. Porque por encima de diferentes opiniones y de la sana discrepancia siempre debe haber un interés común: el Córdoba Club de Fútbol.
Mi pesar por la marcha del club es tan grande como mi convencimiento de que saldrá adelante una vez más. Porque el Córdoba está por encima de quienes estén al frente en cada momento. Ser del Córdoba CF no es sencillo. Sus aficionados, que se vuelven a contar por miles a pesar de que deportivamente no ha habido alegrías, lo siguen demostrando. Por ellos, por la ciudad y por honrar la historia de este legendario escudo debemos todos olvidar las diferencias y unirnos en una lucha común por devolver al Córdoba CF al lugar que se merece.
El Córdoba CF ha sido y es una parte de mi vida. Mi dolor ahora es el de todos los aficionados que lo sienten de corazón y que están dispuestos a seguir defendiéndolo siempre, luchando a su lado por encima de todo, para bien o para mal, como dice nuestro himno. Este partido es el de todos los cordobesistas y lo tenemos que ganar”
La afición en general reconocerá los méritos de una persona que ha entregado todo por el club de su vida. Siempre supo el lugar que ocupaba “soy muy aficionado al Córdoba CF, pero no hincha. El hincha no es bueno porque suele perder los papeles. Hay que ser aficionado, alegrarte con las victorias, pero no amargarte con las derrotas”. Esto, lo declaró a GolSur Rafael Campanero “socio número 1 del Córdoba CF y presidente de honor”, que además de presidir al Córdoba CF en diferentes etapas a lo largo de su dilatada vida, fue presidente del Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena (en dos ocasiones), presidente del Ateneo Popular, empresario de la construcción y de la venta de electrodomésticos, concejal en el ayuntamiento de Córdoba, presidente del Almodóvar CF, miembro del Consejo de Administración de CajaSur y llegó a presidir la Federación de Córdoba de Balonmano.