Diego Moreno, leyenda del Córdoba CF.

 

Él mismo se consideraba como el sevillano más cordobés de todos los sevillanos y “me echo a pelear con el cordobés que quiera”, decía en tono de broma. Llegó a Córdoba muy joven y con su sonrisa característica comentaba “soy un cordobés que nació en Sevilla, aunque no reniego de mi tierra, donde nací”. Estas eran palabras de Diego Moreno Gavilán, que con su fútbol enamoró a los aficionados del Córdoba CF y él acabó enamorado de una tierra que ya no abandonó salvo por trabajo.

Diego Moreno (el primero por la derecha, abajo), en una de las alineaciones del Córdoba CF.

Diego Moreno nació en Sevilla (15-septiembre-1944), y tras jugar en Tercera División en el San Fernando y el Sanluqueño, llegó en la temporada 68-69 a un Córdoba de Primera División, donde permaneció cuatro temporadas en las que le dio tiempo además de saborear las mieles de la máxima categoría con el conjunto blanquiverde, de vivir dos descensos y un ascenso a Primera. Diego Moreno, que se inició en el equipo Salesianos de Sevilla permaneció en el primer equipo cordobesista las temporadas 68-69, 69-70, 70-71 y 71-72, desvinculándose del Córdoba tras descender a Segunda después de haber vestido su camiseta en 80 ocasiones, en los que logró 30 triunfos, 22 empates y 28 derrotas. Diego disputó con el Córdoba 23 encuentros en Primera División -en los que anotó dos goles-, 50 en Segunda -marcando 7 goles- y 7 encuentros de Copa. Su primer encuentro oficial con el Córdoba lo disputó el 12 de enero de 1969, un Málaga-Córdoba que concluyó con empate 1-1, siendo el tanto blanquiverde del centrocampista zurdo hispalense.

Una vez que salió del Córdoba CF, Diego Moreno permaneció cuatro campañas en el Gimnástic de Tarragona y finalizó su carrera en el Xerez, en la campaña 76-77.

Esta es la primera y única entrevista que Diego Moreno concedió a GolSur

Diego Arellano.
Diego Moreno se describe como “un jugador de una sola pierna, la izquierda, ya que el zurdo, no se por qué motivo, pero como dicen, aprovechamos mucho la izquierda y utilizamos poco la derecha. Como se solía decir antiguamente, yo era un jugador que la derecha sólo la quería para subir al autobús”. Se movía por la banda izquierda, más de centro del campo hacia delante, y cuando llegaba arriba solía mandar centros medidos. Según algunos cronistas de la época su pierna izquierda era un guante a la hora de golpear el balón.

Cuando llegó al Córdoba CF, Diego Moreno recuerda que le imponían mucho respeto los que ya eran sus compañeros “yo me vestía cerca de la báscula donde nos pesábamos todos los días antes de entrenar. Recuerdo que un día se estaba pesando José Luis Navarro y le dije, ahora cuando usted termine de pesarse me peso yo. Él se volvió y me dijo chico, cómo te atreves, como me hablas de usted, que somos compañeros. Navarro, Juanín, García, Mingorance…qué grandes jugadores y qué grandes personas, eramos una familia”.

Diego Moreno en el centro de la imagen con gafas.

Diego Moreno comenzó en los Salesianos de Sevilla y reconoce que cuando los balones o ropa deportiva nos los daba el Betis, éramos del Betis, cuando nos la daba el Sevilla éramos del Sevilla. Sin embargo, reconoce que él es “más palangana, pero reconozco que no soy antibético”.

Como anécdota, Diego Moreno nos cuenta que estuvo a un paso de no poder ser futbolista ya que “con 14 ó 15 años estaba paseando con algunos amigos por Sevilla y vimos un cartel que ponía ‘Españoles, la marina os espera’. Y nos apuntamos. Al cabo del tiempo, ya tenía 17 años, una pareja de la guardia civil se presentó en mi casa. Cuando mi madre empezó a mirar a los civiles, altos, fornidos…no veas lo que le entró. El caso es que tuve que irme a la marina, aunque antes mi padre me pegó una buena paliza. Tuve la suerte que el secretario técnico del San Fernando había visto un partido en Piscina Sevilla en el que metí cuatro goles y habló conmigo para firmarme. Fui destinado a San Fernando. Firmé en el San Fernando y la verdad es que no me monté en ningún barco”. De ahí marchó al Sanluqueño y posteriormente firmó en un Córdoba de Primera División “yo era joven y llegué a un equipo de Primera con jugadores hechos y reconocidos. El entrenador era Fernando Argila, pero las cosas no rodaban bien y mediada la temporada llegó Ladislao Kubala, con el que empecé a jugar”.

No le fue fácil a Diego Moreno hacerse un hueco en el equipo “cuando yo llegué le hablaba a todos de usted. Me costó trabajo hacerme con un puesto. Con Argila apenas jugué, aunque me trató muy bien, pero como el equipo no iba bien llegó Kubala. Tuve la suerte de debutar en Málaga”. Y lo hizo con un gol, el que dio al Córdoba el empate, un tanto que recuerda como si fuera ayer “disparé desde lejos y como el campo estaba mojado el balón cogió una fuerza descomunal, entró como las ranas en un charco, dando saltos”. “Ese día paramos en Torremolinos, en el Hotel Las Palomas y recuerdo que cuando estábamos en el hall me avisaron de recepción por una llamada telefónica. Descolgué y comenzaron a hacerme una entrevista en torno al debut. Mi sorpresa es que ya al final, la persona que me estaba entrevistando va y me dice que no valía un duro y que era un bacalao. Cuando salí de la cabina me encontré a toda la plantilla unos metros más allá saliendo de la cabina siguiente”.

Diego Moreno habla de alineaciones de memoria antiguamente al no haber cambios nada más que el del portero. Yo me enganché en el tramo final y fui titular. Hay que tener en cuenta que en aquel equipo entre otros estaban José Luis Navarro, Juanín, Luis Costa, Simonet, Ponce, Jaén, Jara… un equipazo”.

El centrocampista zurdo, muy ofensivo y de una técnica muy depurada, ya nos contó que estuvo a punto de ser marinero por una broma juvenil entre amigos y que debutó en el Córdoba, en Primera, marcándole un gol al Málaga que significó el empate blanquiverde. Durante el tiempo que Diego Moreno permaneció en el Córdoba recuerda que “había una excelente relación entre todos, éramos una familia. Recuerdo que Kubala nos reunía los lunes en el centro del campo y allí nos hablaba de todo lo ocurrido el domingo en el partido y sobre todo, nos insistía que su principal problema eran los que no jugaban ya que cuando uno de los titulares patine los tengo que tener en forma para que os suplan en condiciones”. Entre los encuentros de su primera campaña como blanquiverde recuerda “el triunfo a domicilio ante el Atlético de Madrid. Les dimos un baño en el Manzanares. También recuerdo el partido con el Barcelona, al que también se le ganó. A mí me marcó Gallego y acabamos reventados”.

El Córdoba hizo una meritoria segunda vuelta con Kubala, pero no continuó como entrenador a la temporada siguiente porque “tenía un compromiso con el Atlético de Madrid si no firmaba en la selección española, y en ese compromiso estábamos algunos jugadores del Córdoba incluidos. Firmó en la selección y no pasó nada”.

El equipo descendió a Segunda y llegó Ignacio Eizaguirre, era la campaña 69-70 pero el equipo quedó quinto y no logró el retorno a Primera. Esa campaña, Diego Moreno la cataloga como “de transición, porque veníamos de Primera y tardamos en quitarnos esa etiqueta. La campaña siguiente, con un equipo joven y muchos jugadores de Córdoba, yo me considero cordobés, la cosa fue distinta y logramos regresar de nuevo a Primera. Esa temporada no se me podrá olvidar nunca porque además de ser la del ascenso, la del año del regreso a Primera, fue el año de mi boda y un año que por otro lado fue un poco negativo porque tuve varias lesiones musculares que me dejaron sin jugar algunos partidos. Formamos un equipo joven, con una ilusión nueva, olvidándose que estuvo hacía dos temporadas en Primera y con un entrenador muy humilde como fue Pepe Juncosa pero que nos inculcó a lo que teníamos que jugar y cómo hacerlo. Todo culminó con el ascenso. Además, esta temporada, tuvimos a José Luis Fernández, profesor de la Universidad, que fue el encargado de la preparación física del equipo, que fue pionera en esa época y tuvo mucha culpa del ascenso. Recuerdo que en el equipo estaban entre otros Molina, Verdugo, Mingorance, Rojas, Manolín Cuesta, Cepas, López Prieto, Crispi, Escalante, Cruz Carrascosa, Varo, Salas, Geromo… muchos cordobeses, pero una familia auténtica, tanto que incluso me casé con una hermana de Cruz Carrascosa y por tanto, además de compañeros éramos cuñados, al igual que ocurría con Salas y Cepas”.

Respecto a su boda, Diego Moreno cuenta como anécdota que llegó a decirle a su suegro que su padrino de bodas iba a ser Ladislao Kubala, y su suegro le contestó que “a mi hija la caso yo y me tienen que matar si no soy yo el padrino. Kubala estuvo en la boda pero sólo como invitado”.

El Córdoba CF ascendió, pero tuvo fortuna en el ascenso ya que hubo reestructuración y la Primera División pasó de tener 16 a 18 equipos, lo que le permitió al ascender como cuarto clasificado en una competición en la que el Betis resultó campeón y los gol averages deshicieron un cuádruple empate, quedando el Burgos y el Coruña por delante del Córdoba y el Rayo Vallecano fuera del ascenso, igualado a puntos con ellos.

De nuevo en Primera, campaña 71-72, dirigió el equipo Vavá que “era una persona extraordinaria a la que quizás le faltó genio como entrenador. Tenía mucho conocimiento de fútbol, pero le faltó esa chispa de pegarle un empujón a un jugador y espabilarlo. Era impresionante”. A pesar del descenso, el Córdoba “gustaba en toda España, hacíamos un fútbol maravilloso. Esa temporada no se me olvidará el partido en el Bernabéu, donde hicimos un excelente encuentro, en el que debutó Carlos y se lesionó Causanilles en una entrada que podía haber evitado Touriño. Yo salí por él. Al Real Madrid le costó muchísimo trabajo ganarnos a pesar del resultado”.

Deportivamente no fue una gran temporada, pero sí inolvidable para Diego Moreno “llegaron entre otros Del Bosque y Fermín, dos grandes personas a los que me une una gran amistad. Del Bosque sufrió muchas lesiones y jugó menos que Fermín, aunque nosotros sabíamos que Vicente llegaría más alto. Cambió de demarcación y pasó de jugar de delantero centro a mediocentro y sabíamos que triunfaría, como así lo hizo”.

Diego Moreno (entre Litri y Juan Verdugo), en una comida con sus excompañeros del Córdoba CF.

Esa campaña, económicamente fue buena para los jugadores ya que “está en boca de todo el mundo que el Madrid y el Barcelona nos primaron por ganar y yo siempre que sea por ganar no lo veo mal. La verdad es que aquella temporada prácticamente desde el principio los dos grandes estaban primando”. Tristemente el equipo descendió esa temporada y Diego Moreno puso fin a su etapa como jugador del Córdoba. Su último encuentro lo disputó anecdóticamente frente al mismo equipo con el que debutó, el Málaga, de nuevo en La Rosaleda y de nuevo con un empate 2-2.

Una vez finalizada su etapa como jugador, Diego Moreno pasó al mundo de los banquillos, pero en Fútbol Sala, donde dirigió en la década de los ochenta al Hermanos Osuna, con el que ascendió a División de Honor curiosamente la misma campaña en la que el Córdoba logró salir del pozo de Tercera en la temporada 84-85.