En la tarde de ayer, la RFEF informó a través de una nota informativa enviada a los medios de comunicación que el presidente Luis Rubiales ha remitido una carta a los presidentes de las territoriales con el fin de conocer sus opiniones en relación a la propuesta de dar por finalizadas las competiciones mediante un sistema express para las categorías de Segunda División B, Tercera, fútbol femenino, fútbol sala y en todas las competiciones estatales de la categoría juvenil.

A falta de diez jornadas para la finalización de la temporada 2019-2020 en Segunda División B, se puede dar por terminada la competición o pasar a la historia por un hecho insólito en el que los partidos se tuviesen que jugar sin público, aunque todo apunta a que se dará validez a la propuesta del sistema express propuesto por la RFEF.

De todas formas, en caso de que se llegase a jugar partidos sin público podría bajar el rendimiento y mermaría psicológicamente a los protagonistas. Al salir a la cancha los jugadores de élite y de alto rendimiento notarán que les falta el calor de la afición, con las gradas vacías hace que la competencia entre los dos equipos no sea tan efectiva y tenga mucha más similitud a un entrenamiento.

El entorno de un partido está cargado de estímulos, cuando el jugador compite de manera oficial termina cansado por el esfuerzo realizado para intentar superar al adversario, y por el aumento de puntos al ganar o empatar para conseguir el objetivo marcado por el club. Pero, si lo hace en un entrenamiento el esfuerzo no es tan intenso, el jugador no se emplea a fondo, el empeño es diferente, termina menos cansado porque su mente no valora de igual manera el partido de competición al del entrenamiento y el resultado carece de importancia al no tener nada que perder.

Los deportistas necesitan sentir la presión del público, su esfuerzo y participación está debidamente orientada a sacar el máximo rendimiento. Una cancha de juego es una olla a presión, al jugador le aumenta el ego al ser aplaudidos por sus aficionados desde que llega al escenario. Con público, el jugador se siente más arropado y animado, de igual manera, pero de forma negativa lo percibe cuando los espectadores se manifiestan en contra por su deficiente actuación personal o colectiva. La relajación no es una opción, la estimulación emocional que sienten los deportistas es brutal cuando saltan al terreno de juego, la afición aplaude a los jugadores, chillan a sus ídolos y la importancia de todos los protagonistas del evento es vital para el desarrollo del espectáculo. Todo cuenta, desde los entrenamientos semanales, la comunicación de la convocatoria de los jugadores que van a participar en la función, hasta que llegan a casa después de finalizar su actuación en la correspondiente jornada. La adrenalina y la tensión les aumenta sobre el verde, está presente en todo este tiempo y es lo que le permite al futbolista ser una pieza fundamnetal del espectáculo, contando con la participación desde la grada de los aficionados.

En un partido con las gradas vacías se oye todo lo que hablan los técnicos y jugadores  de uno y otro equipo. La información sobre el adversario y la estrategia de los técnicos planteada a lo largo de la semana anterior y recordada sobre el césped a lo largo del partido, no se podría vociferar como siempre, porque el adversario sin ningún esfuerzo está al tanto de las indicaciones a los pupilos. Una situación así es frustrante para todos, el factor sorpresa no existe al no poder contar con la pista musical de la banda sonora del respetable que amortigua armoniosamente las voces de los protagonistas.

Si el fútbol pierde -circunstancialmente- a los aficionados en las gradas durante estos últimos partidos de liga, posiblemente se le ocasionaría un problema a los jugadores y al espectáculo, esta anomalía se podría aprovechar para un profundo estudio de psicología en el deporte.

En caso de poder disputar los partidos que restan para finalizar las competiciones, este es el personal autorizado por La Liga para la celebración de partidos sin público.

Jugadores: 36 (18 por equipo).
Entrenadores, técnicos y auxiliares: 18 personas como máximo (9 por equipo).
Equipo arbitral: 4 personas (Árbitro, dos auxiliares y cuarto árbitro).
Delegados de LaLiga: Director de partido, médicos y personal sanitario: 8 o 9 personas.
Personal técnico con funciones estrictamente relacionadas con la organización del evento del club organizador (recogepelotas, personal de mantenimiento y limpieza), hasta un máximo de 100 personas.
Personal seguridad pública y privada, vigilantes, bomberos y técnicos de primeros auxilios.
Personal de la empresa productora encargada para la retransmisión televisiva del partido.
Fotógrafos oficiales y personal del departamento de comunicación de ambos equipos.
Se calcula en una cifra algo superior a 150 personas para que se pueda jugar un partido de fútbol a puerta cerrada.

En la tarde de ayer, la RFEF informó a través de una nota informativa enviada a los medios de comunicación, que el presidente Luis Rubiales, ha remitido una carta a los presidentes de las territoriales con el fin de conocer sus opiniones en relación a dar por finalizadas las competiciones mediante un sistema express para Segunda División B, Tercera, fútbol femenino, fútbol sala y en todas las competiciones estatales de la categoría juvenil.