José Antonio Reyes escapa de la presión del jugador de Las Palmas Danny Blum.

El Extremadura, equipo que ha llegado esta temporada a Segunda División, devolviendo el fútbol profesional a Almendralejo 17 años después, y después de emprender una evolución meteórica, tiene como objetivo una salvación que de momento le queda a cuatro puntos. El conjunto azulgrana, reactivado económicamente tras la salida del goleador Enric Gallego al Huesca en el mercado de invierno, remodeló su plantilla inscribiendo a 12 jugadores, la mayoría con experiencia en la categoría como José Antonio Reyes, Ortuño, Perone o el cordobés Fran Cruz, además de poder inscribir al meta Casto.

Pero la mejora del conjunto azulgrana no ha sido inminente, y su mala situación clasificatoria le ha llevado a relevar a su tercer entrenador, llegando ahora un ex jugador de la casa como Manuel Mosquera, con escaso bagaje en el fútbol profesional. Un caso similar al Córdoba, que también tiene a su cuarto técnico, el también ex jugador Rafa Navarro, que se estrena en un banquillo de Segunda División, aunque ya ejerciera en un pasado reciente de segundo.

El Extremadura pasó de un técnico con gusto por el fútbol ofensivo y de toque como Juan Sabas, a otro en el que primaba el orden y la táctica, como Antonio Rodríguez ‘Rodri’. Tras la interinidad de Eduard Vílchez, que sólo dirigió al equipo durante una jornada, Manuel Mosquera tratará de ir imprimiendo su sello, aunque su urgencia es sumar puntos para limar diferencias con la salvación.

En su estreno al frente del Extremadura, el conjunto azulgrana empató en Las Palmas, recuperando el 4-1-4-1 con el que ya jugara Sabas, y dejando a un lado el 4-2-3-1, el 4-3-3 ó el 4-4-2 que ha utilizado también el equipo. Manuel pretende construir un bloque más intenso, más agresivo y que esté más metido en el partido.

Con Casto en la portería, el nuevo técnico mantiene una línea de cuatro en defensa, con Álex Díez por la derecha y Ángel Bastos o Carlos Pomares por la izquierda, a los que exige en defensa, pero también en ataque, sobre todo al primero. Por el centro, Pardo y Borja Granero son los habituales centrales, jugadores expeditivos, contundentes y de buen juego aéreo, teniendo en la recámara a Fran Cruz y Bruno Perone.

En la medular, por delante de la defensa, el técnico coloca a Fausto Tienza, jugador de músculo y contención, pero con capacidad igualmente para iniciar el juego de ataque. Al lado de él, coloca dos jugadores como Zarfino y Olabe, también con un corte de pelea y brega, pero con mucha más llegada, capacitados para actuar por dentro, aunque siempre prestos a ayudar a los laterales y a los hombres de banda, más en la de un Reyes que es protagonista con balón pero que ayuda poco sin él. En el otro costado, el técnico tiene donde elegir, pues jugadores como Kike Márquez, Chuli, Nando o Perea se incorporan bien por fuera, tienen llegada y son solidarios en defensa. Arriba, como referencia, Ortuño suele ser el elegido para hacer olvidar a Enric Gallego. Schahin, otro jugador llegado en el mercado invernal, suele ser su recambio.